Descubriendo (privado)

Aminoró la marcha, había cabalgado hasta allí pasando con rapidez los bosques de hielo, la zona más fría del lugar... además de que prefería no tener percances en aquella zona. Había visto un par de licántropos, pero respetaron la paz reverenciandolo no más, a lo cual correspondió con autoridad. Él era la ley y la justicia en aquella tierra, y todos lo sabían, y es más, secundaban.
La nieve había comenzado a caer suavemente, los bosques grises dieron paso a un extraño pasadizo. Descendió del caballo tomándolo en brazos para que despertase.

- Cuando entremos ahí... estaremos en el corazón de Eristophel... pero no es ciudad lo que vas a ver... eso está cuando lo crucemos, ahora vas a ver... un santuario- susurró cálidamente, adoraba aquellos jardines, una verdadera catedral hecha por la propia naturaleza.
Tras la oscuridad de un pasadizo de piedra con un cuervo tallado se abrió la luz... una hermosa y cristalina que inundaba todo, jugando con las esquirlas de cristal y las exóticas flores, un jardín labrado como una joya de hielo, cristalino y pálido así como azulado, con todos los puentes de piedra sobre finas y largas columnas que se perdían en la oscuridad. Lo llevó por aquella orfebrería gótica en piedra, dejando que el dulce aroma los rodease,

- Bienvenido a Eristophel amor mio... - susurró reverenciando aquel santuario.

Se quedó boquiabierto viendo cada planta, cada pequeño detalle hecho con piedra... En su hogar no había cosas así, evidentemente, y realmente preferiría mil veces tener esos maravillosos jardines a todos los coches y demás tecnología que sólo servía para estropear el medio ambiente. Además, cada flor, cada pequeño rinconcito de ese lugar, rezumaba paz, una paz que lo inundaba y lo hacía olvidar sus problemas, sus pesadillas... Todo se quedaba corto, excepto la persona con la que estaba compartiendo ese mágico momento.

-Es increíble de verdad... Yo daría toda mi fortuna por poder tener algo así cerca de mi casa... Es impresionante-musitó casi sin palabras, no podía articular más de dos frases cortas seguidas, la lengua se le quedaba trabada ante la belleza del lugar.

Observó cada una de sus reacciones, sonriendose, le agradaba que le gustase. Aquella catedral de la naturaleza era muy importante para él, había sido su retiro para meditar, su inicio, el lugar al que habia acudido antes de cada momento crucial en su vida. Avanzó con paso lento, sus botas resonaban contra la piedra haciendo que el eco resonase, pero contra el hielo sonaba diferente, más brillante, al igual que cada sonido que alli surgiese.


- Este es tu hogar tambien amor mio. Lo mío es tuyo.. - susurró, sonriendole, se sentía tan vivo en aquel lugar- un lugar perfecto para un ser perfecto... - comentó guiñándole un ojo mientras le tendía una mano invitándolo a acompañarlo.

Le tomó la mano debilmente, pues aún seguía absorto en la contemplación de esa maravilla. Caminó a su lado, pisando el escarchado pero cuidado césped que había bajo sus pies. Se sentía feliz de estar allí, por mucho frío que hiciese o que sintiese en sus descubiertas manos... Todo merecía la pena al pensar que Chris y él estaban en esa especie de paraíso en miniatura.

-Gracias... gracias por traerme aquí...

Tomó su mano atrayéndolo hacia sí, sintiendo su frío... Se desabrochó el chaleco, metiendo sus manos debajo de su camisola, colocandolas contra su piel, la cual se habia mantenido cálida al cobijo de los ropajes. Lo estrechó contra si rodeandolo con los brazos, cubriendolo como podía, afirmando una de sus manos en su nuca, llevandolo a su pecho para que se acomodase. Cerró los ojos, le encantaba sentirlo asi.. y más en aquel lugar en que ambos cuerpos parecían perderse para dejar libres sus almas, acariciandose para ser una sola.
Suspiro estrechandolo para hundir su rostro en su cuello besandolo suavemente.

- Un lugar perfecto... para un ser perfecto... - susurró cálidamente.

-No soy tan perfecto como este lugar, ya lo sabes...-le dijo sonriéndole débilmente. Agradecía estar tan pegado a Chris, con las manos resguardadas contra su piel, se sentía demasiado bien, y se regañaba a sí mismo por no haber conocido ese lugar antes-. ¿Sabes? Yo estoy acostumbrado a la gran ciudad, donde las únicas plantas que ves son las de los edificios de bloques de pisos-le dijo riéndose suavemente-. Realmente nunca me planteé siquiera que un lugar así pudiese existir. Y menos aún que podría compartir sus maravillas con el ser al que más amo en todo el mundo... Gracias de nuevo, por traerme aquí y por estar conmigo...

- En estos momentos.. somo un ser perfecto... en un sitio perfecto... - le susurró cálidamente, estrechandolo con suavidad- No me des las gracias... yo soy el afortunado por tenerte... y pase lo que pase voy a estar a tu lado... hasta las últimas consecuencias... - prometió separando un poco su rostro para acariciar su mejilla con las yemas de los dedos, sintiendo el contraste de la frialdad de estas con su piel- He de confesar... que en todos estos años jamás fue tan hermoso como ahora... ni había tenido algo tan bello como lo que tengo delante... - susurró con una tierna sonrisa.

-Te amo tanto... Sólo con mirarte a los ojos ya siento que lo tengo todo en este mundo, me siento lleno, completo, sin ganas de desear nada más...-musitó reclinando su rostro contra su mano, queriendo sentir y hacer más profundo ese contacto exquisito que estaban compartiendo-. Y... Tu familia... ¿Sabe ya lo de nuestro compromiso? Quiero decir... ¿Están de acuerdo?-musitó algo dudoso-. Tal vez es hora de que yo trate de hacer las paces con mi padre también... Me gustaría que él estuviese el día de mi boda por lo menos...

Lo escuchó con una media sonrisa, algo perdida al escuchar lo de su familia, miró hacia un lado un segundo, asintiendo al recordar lo de su padre.

- Sí.. deberíamos buscarlo.. quiero que ese día sea pleno para tí... y Merek lo entenderá... se que lo hará, en realidad.. es un buen tipo, solo demasiado pasional... - comentó rodando los ojos, para sonreir levemente.

- Lo... de mi familia... no te preocupes, no va a haber problema..-supiró mirando hacia un lado - yo.. no tengo familia. Hace más de 500 años que abandoné un hogar el cual no recuerdo... ni siquiera soy capáz de poner un rostro a la que debería ser mi madre... no recuerdo nada de la figura de mi padre... - se encogió de hombros- solo fueron quienes me trajeron al mundo, y fui traido con una misión asignada... - lo estrechó con un poco más de firmeza- Nunca conocí el amor.. ni el cariño.. tampoco la falta... ni dependencia... y menos de aquellos que me dieron la vida.. No había lugar para el calor - Musitó sacudiendo levemente la cabeza- Pero no importa... te tengo a ti, que suples todas mis faltas y necesidades... te amo. - afirmó la mano de su mejilla para besarlo- ¿quieres que crucemos los jardines..? - comentó con una sonrisa señalando el inicio de uno de los puentes de marmol, que daba inicio a aquella red dejando perdidas en la oscuridad los inicios de aquel santuario, marcando la frontera entre un pequeño paraiso a la boca del infierno.

-Lo siento, no debí mencionarte el tema... Pero no debes afligirte más, estoy contigo y siempre voy a estarlo, nada ni nadie me va a separar de tu lado jamás, y recibirás de mí todo ese cariño que no has tenido nunca hasta ahora, eres toda mi vida... Te amo...-lo besó con ternura, durante unos pocos segundos, los suficientes para que su cuerpo se saciase de esa necesidad-. Y sí, me gustaría cruzar los jardines siempre y cuando vaya contigo-le respondió sonriéndole de forma encantadora.

Correspondió sus besos agradecido, jamás podría dejar de catar esos labios.
- No te preocupes... no me ha molestado. Como ya te dije no tengo ningun sentimiento hacia ellos... es sencillamente un vacío, no me apena... - se encogió de hombros levemente para sonreirle, besandolo antes de comenzar a caminar, adoraba aquella sonrisa...
- ¿Y que hay de tu madre...? ¿Lo aceptara..? Lo cierto es que a ella no la conoci nunca... siempre me he encontrado con tu padre, pero a ella no la he visto nunca... Oh.. miento... una vez hace años la vi.. cuando te tuvo y tu padre te presento.. - comentó, sonriendo al recordar aquel bebé, le chocaba que lo hubiese tenido en brazos tanto tiempo atrás.

-Bueno... Yo no tuve noticias de mi madre hasta que me mandaron una carta diciéndome que había fallecido en un atentado de los licántropos...-musito bajando la mirada tristemente-. Pero cuando regresé a darle el pésame a mi padre, él me echó sin siquiera mirarme, simplemente me dijo que me largase que era la deshonra de mi familia... Y ya no he vuelto por allá... Ni siquiera sé si me encuentro con ánimos de volver...

Se encogió, que torpe había sido!
- Perdona amor mío... - se disculpó abrazandolo, se sentia realmente torpe... - Yo.. yo me encargaré de hablar con tu padre... si quieres puedo intentar convencerlo para que hableis... dentro de todo es un hombre cabal... en el callejón nos dejó ir... y bien podría haberte atacado... Eres su hijo, solo que no acepta ver el cambio... - besó su frente- pero no te preocupes vale..? ahora estamos tú y yo...- susurró alzando su rostro levemente para sonreirle con ternura, como dolía verlo triste...

-No te preocupes, no podías saber nada, además yo también he metido la pata con tu familia antes, ¿recuerdas? No hace falta que te disculpes-lo abrazó con las fuerzas que le quedaban, realmente estaba cansado después del largo camino hasta allí-. Dime que dormís en camas y no en ataudes, porque tengo un sueño que no puedo con él-comentó riéndose para quitarle hierro al asunto.

Rio suavemente tomandolo en brazos.
- No.. tranquilo, dormimos en jergones de paja en las mazmorras, es que los ataudes son un poco frios - bromeó riendo para besarlo, mientras caminaba ágilmente por el camino ya tan conocido, marcando un compás autoritario con sus botas, le agradaba estar en casa, y más con su amado- Lo cierto es que el viaje es largo.. además de que ya debe haber amanecido..- tampoco sería un problemas, después de todo era poco probable que las perpetuas nubes de Eristophel hubiesen desaparecido...

-Seguramente te pareceré un debilucho por cansarme tan rápido-le dijo sonriéndole mientras se recostaba contra el pecho de Chris suavemente, y en el momento en el que su rostro tocó la ropa que lo cubría, se quedó dormido, sin importarle nada más que el estar con su prometido.

De repente, de entre los árboles, surgió una sombra sigilosa que se les acercó, dejando ver su aspecto tan similar al del ser que portaba Christophe en brazos.

-Veo que ya has decidido traértelo aquí, qué conmovedor-le dijo agriamente y con expresión sarcástica.

No le hacía falta girarse... sabía quien era, no podría confundir aquella voz... Se giró con Velkan todavía en brazos, no los necesitaba para defenderse en aquel lugar... Inclinó levemente la cabeza.

- Merek... - saludó sin alzar la voz.

-Dime qué le viste, solo dame un motivo por el cual debo suponer que un buen vampiro como tú, con renombre y respeto se ha podido enamorar de esta basura que en su día fue hijo mío-le dijo muy fríamente, aunque se notaba en su voz un deje de rabia contenida, que ardía con más fuerza cada vez que miraba a Velkan, yaciente en brazos de Christophe-. Él no te merece, no se merece a nadie porque todo lo que toca lo destruye...

- Merek... mi viejo amigo.. Siempre has demostrado templanza con tu clan... has sido justo... ¿por qué no con tu hijo..? - comentó en voz baja, pero la autoridad rezumbaba en ella, su dulzura dormia con Velkan, aquel Chris era solo suyo- Solo... está perdido... asustado... - susurró mirandolo unos segundos para volver a alzarla- Lo único que necesita es alguien que esté a su lado... que le demuestre lo que vale... Se castiga por un pasado, se castiga como tú lo hacías con él... ¿Qué me enamoró...? No lo se... solo sentí que debía estar a su lado... Y él se mostró como es en realidad... dejando a un lado la arrogancia y el despecho... - negó levemente con la cabeza- Si pudieses ver cómo es en realidad... Le he visto de tantas formas en tan poco tiempo, que puedo asegurarte que lo amo. Y deseo estar a su lado... - miró a Merek fijamente- ¿Qué ocurrió amigo mio..?

-El mundo es injusto con algunos, amigo mío... A mí me tocó ver como mi despechado hijo se iba de casa dejando a su madre hecha polvo, me tocó ver como mi esposa se iba en una misión suicida contra los licántropos sólo porque no soportaba estar en la misma casa que yo, me consideraba el causante de la marcha de su adorado hijo... ¡Tú no estabas en mi lugar cuando me trajeron su inerte cadáver! ¡No tuviste que enterrar a tu propio amor! Pero no te preocupes, eso cambiará... Yo mismo mataré a mi propio hijo para vengarme, porque me dejó sin lo que más quería en este odioso y maldito mundo... Él me lo arrebató todo...

- No me provoques... - susurró con un matiz peligroso, un sonido cristalino y punzante resonó por el lugar a modo de advertencia- no quiero hacerte daño amigo mio... pero no dudaré en acabar contigo si te atreves a hacerle algo... y no se si llegarias... - advirtió, su voz zumbaba lejana, imperativa, como si del jardín mismo surgiese. Él era la Justicia de Eristophel.. Era el Conde... Era su Voluntad.
- Ayer fui el causante de la muerte de mi propio amor... tu hijo me salvó... ¿Por qué se fue Merek..? ¿Nunca te lo has preguntado...? La respuesta es sencilla... y si no fuese por eso no se habría ido... De todos modos la muerte de tu esposa no fue culpa de ninguno de vosotros... la guerra es la guerra Merek... la guerra es muerte para ambos bandos, una batalla perdida en si misma... - lo miró dejando a Velkan tendido en un seto, este sutilmente lo cubrió de forma protectora.. - Además... para aplicar la ley de Talión deberías matarme a mi, no a él...

-No tientes a tu suerte, Conde, yo jamás te he hecho nada ni me he metido en tus asuntos, pero mi hijo no es sólo asunto tuyo, también es mío, y creéme, haré lo que sea para acabar con su vida-le dijo amenazador-. No me importa que tú domines este lugar, ganaré de todos modos porque es la fuerza de mi rabia la que me empuja, y no un corazón con sentimientos como a ti... Cuando murió Cattia descubrí que de nada servía sentir cuando nadie lo valoraba-le dijo mirándolo fijamente, sus ojos ardían-. Ahora apártate y déjame acabar con ese sucio monstruo, deja que limpie mi sangre y mi linaje...

- Tienes que limpiarte a tí, no tu linaje.. - Dejó caer su casaca, desaciendose también del chaleco, la camisola le daba la amplitud suficiente para luchar. Avanzó mientras ambos eran rodeados por una tundra de hielo que delimitaba el terreno de lucha- No permitiré que lo mates Merek. Atente a las consecuencias de tus actos...- posó una mano sobre su estoque, atravesando con la mirada a Merek, todo se quedó en silencio, no respiraba, no sentía... la fuerza tensada en sus piernas, todo lento, conocia aquella sensacion... no habia piedad.

-No me dejas otra opción, ya nada puede salvarte ni a ti ni a él-le dijo friamente mientras desenvainaba su propio arma. No le quitó el ojo de encima, sabía que el Conde podía ser rápido y traicionero en situaciones como esa, y no pensaba dejarse vencer fácilmente. Eran amigos, eso estaba claro, pero no podía dejar que esa amistad fuese más importante que su venganza, que el amor que en su día sintió por Cattia y por el cual hacía todo eso. Lanzó su primera estocada directamente, casi sin meditarlo.

Pasional.. como siempre... se sonrió al pensar aquello, sin embargo lo olvidó pronto, lo conocía, y sabía que era un contrincante más que digno. Aquella pasión lo hacía potencialmente peligroso, fiero, arriesgado, no luchaba con la cabeza, eso no le daba lugar a dudar, las estocadas eran tan potentes que partirían cualquier acero que no estuviese bien tratado. Agradeció que no fuese el caso.
Desenvainó la espada con un fluido movimiento interponiendolo entre ambos justo a tiempo, sintiendo como sus músculos se tensaban bajo el potente ataque. Mantuvo la defensa lo suficiente para mirarlo a los ojos, ninguno iba a ceder. Con una finta se colocó a su espalda fluidamente, dando un corte en su costado, retrocediendo con una guardia media, mientras lo acechaba caminando a su alrededor lentamente.