Hogar, dulce hogar... (privado)

Miró las prendas, ya no habia nada que hacer para retenerlo, asi que se levantó de un salto.
- Entonces cambiate mientras voy a recoger mi ropa y vuelvo en un minuto - comentó con ánimo, tomandolo de la cadera para besarlo intensamente, se alegraba tanto de que estuviese vivo..

Abrió la ventana, no tenia tiempo para perder antes de volver a su lado. Saltó cayendo amortiguadamente, corriendo a grann velocidad, 500 años de entrenamiento daban sus frutos. Acudió al lugar donde se habia hospedado, cambiandose en pocos minutos, y un rato después ya se encontraba en el recibidor de Velkan aguardando. Vestía sus pantalones estrechos para montar, al igual que sus lustrosas botas de corte ceremonial hasta la rodilla. La camisola quedaba bajo un regio chaleco ornamentado en negro y dorado . Por encima llevaba una ceñida casaca abierta, con los cuellos altos dándole un porte más noble, dejando ver las puntillas de la blusa. Sobre uno de los hombros llevaba un capote negro forrado de piel, atado con una cadena de oro. Incluso llevaba su estoque con el símbolo del clan. Su pelo había sido peinado dejando que se ondulase , pese que habia algunos mechones rebeldes que seguian cayendo sobre su frente. Estaba erguido en una pose casi marcial, realmente elegante, despues de todo aquella era su esencia.

Velkan vio con una sonrisa cómo Chris saltaba por la ventana, y empezó a elegir ropa de entre el montón. Se colcó unos pantalones negros ceñidos, con unas botas altas con una vuelta en la parte de arriba de piel del mismo color que los pantalones. Después se colocó una blusa de mangas anchas y holgadas, de color rojo granate, desabrochándose los botones de arriba para darle un aspecto más suyo, y encima de esta una gabardina larga de época. Bajó al recibidor después de peinarse el cabello en una coleta, que recogió con un fino lazo de terciopelo negro, dejando que algunos mechones quedasen libres, y miró a Chris asombrado.

-Estás impresionante-se acercó a él besándole la mejilla.

Se giró observándolo descender por la escalera. Seguramente volvía a tener aquella estúpida sonrisa en la cara, pero poco importaba, tenía razón.. nunca dejaría de sorprenderlo... Tras recibir el beso lo tomó por el cuello con delicadeza, llevandolo contra si para besarlo dulcemente, recorriendo con detalle su boca. Se separó lo suficiente para mirarlo a los ojos.

- Gracias... - comentó con una media sonrisa- después de todo este es mi estilo... aunque como siempre tú estas radiante... de verdad no se como lo haces... pero me encanta- susurró con una media sonrisa tomándolo por la cadera, llevándolo hacia la salida- Para llegar a la ciudad... me temo que no hay carreteras.. así que tendremos que hacerlo a mi modo también...

Sonrió ante el comentario de Chris. No había carreteras... ¿Cómo iba a haber carreteras cuando el lugar al que se dirigían era tan helado como un casquete polar? Seguro que se le iban a congelar hasta las pestañas... Pero Chris tendría sus formas de hacerlo entrar en calor. Tras reflexionar sobre todo esto, lo miró con una sonrisa de oreja a oreja.

-Déjame adivinar... ¿A carruaje o a caballo?

Correspondió su sonrisa llevandole al límite entre unos árboles.

- Chico listo... - besó su mejilla antes de dejarlo, avanzando hasta el centro del pequeño claro. Un equino completamente negro salió a su encuentro. Era realmente hermoso, brillante y preparado como la montura de un rey, su paso era elegante, y su porte altivo. Acarició su testuz antes de subirse de un salto ala silla con agilidad marcial, avanzando hacia él sin dar ninguna orden aparente, le tendió un brazo para ayudarlo a subir.

- ¿Me acompaña...? - sugirió con una media sonrisa inclinando la cabeza.

-Ahora más que nunca pareces mi príncipe azul-le dijo aceptando su mano, y en unos segundos se vio impulsado sobre el caballo, justo detrás de Chris que ya tenía en manos las riendas. Se aferró a su cintura con fuerza, preparándose para la larga cabalgada que les esperaba-. Sé que suena a una estupidez, pero ya tengo ganas de llegar allá, quiero conocer el lugar del que vienes-le dijo con entusiasmo.

Lo impulsó afirmando sus manos en torno a su cintura, quitandose el capote para colocárselo en los hombros, lo iba a necesitar...
- Entonces te llevaré lejos y seremos felices para siempre... - susurró sonriendole, besandolo antes de volver su midara comenzando a cabalgar. - sujetate bien... no es un caballo normal... - comentó con una media sonrisa mientras lo tomaba de la mano afianzando su brazo contra él por si acaso. Y comenzó a galopar... pero a hacerlo de verdad.